jueves, 24 de julio de 2014

Las tardes de verano.

 Escucha el cantar de los pájaros que se acercan a su ventana, curiosos y tímidos por esa chica que les observa sentada en una silla. Coge su cámara de fotos y, pretendiendo no hacer ningún movimiento brusco para que no se asusten y la abandonen, los inmortaliza. Cuando estos, ya cansados, se marchan de allí, ella se levanta y observa el exterior. Corre una ligera brisa que mece las ramas de los árboles situados frente a su casa, proyectando siluetas en movimiento en la pared. La calle está silenciosa, aunque algún que otro niño pequeño pasea con sus padres, deseoso de tomar un helado fresquito que le sacie el hambre o quizás con ganas de ver a sus amigos y jugar hasta no poder más. Ella sonríe al verlo reír y disfrutar. Sin que el pequeño se lo espere, su padre lo coge en brazos y le hace cosquillas. No hay nada más bonito como escuchar la risa de un niño pidiendo que pare, aunque en realidad lo que prefiere es que le sigan haciendo cosquillas. Cuando aquellas personas se detienen delante de su casa, disfrutando de ese momento, ella toma su cámara y captura ese instante. Las ve alejarse y mira hacia arriba, observando el cielo. Esa tarde las nubes parecen pequeños algodones  en fila acompañando a ese anaranjado sol, el cual embellece cada rincón de la ciudad con su luz. Colecciona fotografías de cada momento del cielo. Según de qué color se encuentre este, ella se siente de la misma manera. No es una fotógrafa famosa pero sus imágenes deberían estar en una galería de arte. Cuando suelta la cámara, coge su libro preferido y se tumba en la cama. Al principio lo deja sobre su pecho estirando los brazos, cerrando los ojos y disfrutando de aquella relajación que invade su dormitorio. Una vez que los abre, toma el libro y antes de leer pasa rápido las páginas para respirar esa esencia a libro antiguo. Las horas pasan mientras resuelve misterios, descubriendo al fin quién es el asesino que ha matado a la persona que se encuentra tanto en las líneas del texto como en su imaginación. Poco a poco, va dejando el libro a un lado y, sonriente, se sumerge en un mar de sueños. Adora la fotografía y la lectura pero, sobre todo, le encantan las tardes de verano.


2 comentarios:

  1. Hermoso , simple como la vida misma pero increíblemente bello . gracias Sandra . Un Abrazo . JP.

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    1. Muchas gracias a ti por tu comentario, Julio.
      Un abrazo. Alba.

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