lunes, 29 de febrero de 2016

Estarás siempre a salvo.

Hay veces en las que necesitas detenerte y hablar contigo mismo, para charlar con ese ser interior que hace tiempo que no visitabas.
Te hace tanta falta escribir como respirar. Tus manos se aferran a esa salvación, a un lápiz y papel, para no morir en la mar. Allí donde se encuentra tu único y verdadero yo, donde ni las olas más bravas pueden hundir tu barco, pues está fabricado de un material irrompible; el de tus pensamientos. Subido a ese navío sabes que, por más que intenten bombardearte, estarás siempre a salvo.


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