Escucha el cantar de los pájaros que se
acercan a su ventana, curiosos y tímidos por esa chica que les observa sentada
en una silla. Coge su cámara de fotos y, pretendiendo no hacer ningún
movimiento brusco para que no se asusten y la abandonen, los inmortaliza.
Cuando estos, ya cansados, se marchan de allí, ella se levanta y observa el
exterior. Corre una ligera brisa que mece las ramas de los árboles situados frente
a su casa, proyectando siluetas en movimiento en la pared. La calle está
silenciosa, aunque algún que otro niño pequeño pasea con sus padres, deseoso de
tomar un helado fresquito que le sacie el hambre o quizás con ganas de ver a
sus amigos y jugar hasta no poder más. Ella sonríe al verlo reír y disfrutar. Sin que el pequeño se lo espere, su
padre lo coge en brazos y le hace cosquillas. No hay nada más bonito
como escuchar la risa de un niño pidiendo que pare, aunque en realidad lo que
prefiere es que le sigan haciendo cosquillas. Cuando aquellas personas se detienen delante de su casa, disfrutando de ese momento, ella toma
su cámara y captura ese instante. Las ve alejarse y mira hacia arriba, observando
el cielo. Esa tarde las nubes parecen pequeños algodones en fila acompañando a ese anaranjado sol, el
cual embellece cada rincón de la ciudad con su luz. Colecciona fotografías de cada
momento del cielo. Según de qué color se encuentre este, ella se siente de la
misma manera. No
es una fotógrafa famosa pero sus imágenes deberían estar en una galería de
arte. Cuando suelta la cámara, coge su libro preferido y se tumba en la cama.
Al principio lo deja sobre su pecho estirando los brazos, cerrando los ojos y
disfrutando de aquella relajación que invade su dormitorio. Una vez que los
abre, toma el libro y antes de leer pasa rápido las páginas para respirar esa
esencia a libro antiguo. Las horas pasan mientras resuelve misterios, descubriendo
al fin quién es el asesino que ha matado a la persona que se encuentra tanto en
las líneas del texto como en su imaginación. Poco a poco, va dejando el libro a
un lado y, sonriente, se sumerge en un mar de sueños. Adora la fotografía y la
lectura pero, sobre todo, le encantan las tardes de verano.
Hermoso , simple como la vida misma pero increíblemente bello . gracias Sandra . Un Abrazo . JP.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por tu comentario, Julio.
EliminarUn abrazo. Alba.