miércoles, 20 de noviembre de 2013

Todo comienza con un "ojalá".

 Sueñas o mantienes esa pequeña esperanza con un "ojalá". Objetos, sentimientos o personas que pasan por tu cabeza o corazón. Ideas de futuro que desearías alcanzar, pero todo termina con un suspiro acompañado de ese típico "ojalá". Una simple palabra que contiene deseos, sueños y esperanzas que esperan ser cumplidas pero, sin embargo, ves la meta demasiado lejos o imposible de conseguir. Nada es imposible si lo intentas. Si realmente quieres algo, tienes que ir a por ello, evitando los "pero" o los "¿y si...?" que se interpondrán, sin dudar, en tu camino, haciendo que te pares en seco y sólo mires el lado negativo de tu objetivo. Es cierto que todas las decisiones tienen partes positivas o negativas y hay que reflexionar sobre cada una de ellas pero, si te pasas todo el tiempo estudiándolas de cerca para no cometer fallos, nunca avanzarás. La vida es experta en enseñarte a base de errores, los cuales hacen que aprendas la lección e intentes cambiarla. Aunque tú te pares, tu alrededor seguirá moviéndose. No te quedes mirando por la ventana, sal ahí fuera y actúa. Porque llegará el día en el que cruces la meta y digas "por fin". 


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