lunes, 30 de diciembre de 2013

Capítulo 5: Mi reflejo.

 En el orfanato, mi aspecto me daba igual. No quería impresionar a  nadie ni llamar la atención arreglándome. Las mujeres de allí eran las que se encargaban de esa misión. Lo llamo “misión” porque, cuando me iban a vestir, aquello era la guerra. No soportaba que me pusieran ropa cada día y, mucho menos, que me peinaran. A las demás niñas las arreglaba una mujer pero, cuando era la hora de vestirme a mí, venían dos y siempre suspiraban, rezando para que, cuando me fueran a peinar, no les mordiera o echara a correr.

 Me quedé delante de aquel escaparate, mirando fijamente a mis ojos. Era más o menos pequeña, morena, un poco descuidada, con el pelo cortito y los ojos marrones. Nada del otro mundo pero, cuando me  fui acercando a aquella ventana, vi una mirada llena de fuerza, valentía y coraje, como la de un tigre, el cual me encantaba. Creo que estuve allí parada demasiado tiempo, ya que el dueño de la tienda salió fuera y me dijo, muy amablemente, si quería pasar. Lo miré y observé por el cristal, más allá de mí. Acepté enseguida cuando vi el interior de la tienda, la cual, sin saberlo, me ayudaría en el futuro. 


3 comentarios: