lunes, 10 de febrero de 2014

Capítulo 19: No soy especial, sólo soy yo.

Ya estaba todo ordenado, limpio y colocado. Emma era de lo más charlatana, la adoraba. Nunca me podría cansar de escuchar sus vivencias del pasado, con su marido y Hugo. Este último apareció por la puerta de la habitación, con el pijama puesto, y se metió en su cama. Yo también me metí en la cama de al lado, separadas ambas por una amplia ventana, de madera oscura y elegante. Emma nos subió la manta hasta más arriba del cuello, abrigándonos, nos dio un beso en la frente y se marchó, apagando la luz y cerrando cuidadosamente la puerta. Pasaron unos minutos, cuando escuché:
    -Nathalie, ¿estás dormida? – Preguntó Hugo, entre susurros.
    -Sí. –Respondí, aunque al segundo me entró la risa.- No, no puedo dormir. Este día es tan alucinante… Han pasado miles de cosas y todo gracias a ti, desde que nos conocimos, no hace muchos días. –Noté, a través de la oscuridad, que sonrió pero no dijo nada-. Por cierto, en el momento en el que nos chocamos no me di cuenta pero, al verme, ¿cómo supiste mi nombre, si yo no te lo dije?
    -Verás, cuando te conocí, le hablé de ti a Bruno. Al hablarle sobre una niña pequeña, diferente y muy graciosa, supo enseguida a quién me refería y me dijo tu nombre. Has batido el récord en llegar al corazón de Bruno, más rápido que nadie, Nathalie. Muy pocas personas lo consiguen.
    -No sé por qué todas las personas dicen que soy especial, si sólo soy yo.
    -Aunque no te conozca apenas sé que, precisamente, lo que te hace especial, es ser tú misma. Es increíblemente alucinante que sólo tengas ocho años, de veras. Tú no te darás cuenta pero, los que te vemos desde fuera, sabiendo por todo lo que has pasado, decidido, razonado y realizado… Simplemente eres increíble, Nathalie.
 Me quedé muda. Para mí era algo normal lo que hice, una manera de sobrevivir pero, que me diga eso, hace que en mis ojos aparecieran unas silenciosas lágrimas de emoción. No estaba acostumbrada a que me elogiaran tanto y sólo hablasen de mí, por lo que, dándole mi más sincero agradecimiento, cambié de tema.
    -Por cierto, me he estado fijando en cada detalle de cada lugar por el que he pasado. ¿Por qué hay tantísimas cosas que hacen referencia a películas? Incluso en la panadería hay un reloj con forma de claqueta.
    -Yo también me quedé extrañado al principio - escuché que se rió-, e hice la misma pregunta. A lo mejor piensas que Emma de joven fue una actriz, porque realmente lo parece, pero resulta que todo es por Bruno. Él no fue actor, pero estaba enamorado del mundo del cine. Según me contó él, fue a una entrevista en Jesmond, donde un actor, no muy conocido pero que sabían que llegaría alto, aceptó acudir. Allí conoció a Emma, la cual acompañaba a una amiga, para que no fuera sola. Como ya te conté, fue amor a primera vista y en uno de sus aniversarios, no recuerdo bien cuál, Emma le regaló el reloj, con la fecha y año de su boda. –Me quedé en silencio, procesando toda la información-. Ella me ayuda con clases de guitarra, porque es realmente lo que me gusta, y así voy ganando algo de dinero. ¿Sabes Nathalie? Mañana iremos a su escuela de música, para ver si tienes algún don musical. ¡A lo mejor nos sorprendes!
    -Caray, su historia es de película, nunca mejor dicho. ¡Me parece una idea fantástica! Aunque te advierto que no soy muy buena con los instrumentos. Bueno, Hugo, ya sí me está entrando el sueño. Que descanses.
    -Mañana nos espera un día muy entretenido, ya verás. Buenas noches, Nathalie.
    -Buenas noches, Hugo.

.


No hay comentarios:

Publicar un comentario