viernes, 21 de febrero de 2014

Capítulo 25: Un arrebato de valentía.

    -Muchas gracias a todos por escucharnos y por vuestro tiempo. –Dijo Hugo a las personas de alrededor, las cuales se fueron yendo-. Gracias chicas, ha salido preciosa la canción.
    -En todas las veces que te he visto tocar la guitarra, esta es en la que has puesto más sentimiento y ternura. Me has encantado Hugo. –Le dijo Lili, poniendo su mano, con delicadeza, en la de él.
    -Gracias –respondió, mirándole a los ojos-, me he emocionado un poco porque me trae viejos recuerdos, ya que me la cantaba mi madre de pequeño, antes de dormir. Era mi momento preferido del día. No había gritos ni peleas en la casa, todos estaban dormidos. Sólo éramos mi madre y yo, acompañados por una dulce melodía y un beso en la frente. A veces echo de menos aquellos besos. –Dijo, mirando a la nada y recordándolo todo.
 De pronto, Lili le dio un tierno y lento beso en la frente. Ni él ni yo nos lo esperábamos. En los ojos de Hugo, volví a ver ese brillo especial pero, en ese momento, tenían una nueva fuerza y valentía. Lo supe. Sabía que aquel era el momento y que le iba a confesar su amor. Disimuladamente, le sonreí e hice un pequeño gesto de asentimiento, dándole mi apoyo.
    -Chicos, voy a ir a la fuente a beber agua, que tanto cantar me ha dejado la garganta seca. Ahora vuelvo. –Les dije, con una gran sonrisa.
 Me fui andando hasta la fuente, que estaba un poco más lejos del banco, pero los tenía justo en frente. Mientras bebía agua, levantaba la mirada hacia ellos. Estaban charlando y la mano de Lili seguía en la de él. Estaba atenta a todo pero, una niña pequeña, carraspeó insinuando que me apartara de la fuente para que pudiera beber. ¿Dónde podía esperar? Me senté en otro banco, al lado de un abuelito. Yo estaba muy concentrada y emocionada por la escena, sonriendo ampliamente.
    -¿Feliz? –Me dijo el abuelito.
    -Mucho. Mi mejor amigo le está confesando a una chica, de la que lleva dos años y medio enamorado, su amor por ella. Yo le he dado ese empujón que le faltaba para que se lo dijera. –Estaba tan contenta, que daba pequeños saltitos en el banco.
    -Estos jóvenes de hoy en día… -Dijo, entre risas-. ¿Así que estoy hablando con la celestina? Me llamo José, es un placer conocerte. ¿Y tú eres?
    -Efectivamente, soy la pequeña celestina Nathalie. Encantada. –Parecía un hombre muy simpático, de unos sesenta años.
    -A ver si adivino. –Echó un vistazo al parque-. ¿Son aquellos dos jóvenes, que se están dando un beso, tus amigos?
    -No… Aún no se han bes… -Antes de terminar la frase, los vi-. ¿Qué? ¿Ya? Pero si hace unas horas estuve hablando con él y estaba muy asustado. No me lo puedo creer. ¡Qué alegría, José! ¡Se están dando un beso! –Estaba tan ilusionada que le di un gran abrazo y se echó a reír.
    -Ay, pequeña, ojalá fueras mi celestina y me ayudaras a encontrar a una mujer para mí. Sé que ya soy viejo y todo mi encanto ya se perdió hace mucho tiempo, pero echo de menos ese sentimiento tan bonito. Siempre vengo a este parque para veros a vosotros, a la juventud, a las parejas, a los matrimonios y bebés. Echo de menos dejarle a alguien una rosa al lado, cada día al despertarse. Echo de menos un simple “buenos días” o un beso. Echo de menos tener a alguien a mi lado a quien cuidar, proteger y alegrar cada segundo. Pequeña, soy viejo, pero echo de menos el amor… Perdona que te aburra con mis cosas, que seguramente ni te interesen. Aunque  quiero que sepas que te acabo de conocer y ya me has caído muy bien. –Con cada palabra que decía, lo iba admirando un poco más. Tenía que ayudarle.
    -No te preocupes, José, te ayudaré a encontrar a una mujer. Mientras tanto, no hago gran cosa por las tardes así que, si quieres, vendré para acompañarte y charlamos, para que no te sientas tan solito. 
    -¿Eres así de amable con todas las personas que conoces? Gracias, pequeña Nathalie, eres un encanto. -Dijo, con una preciosa sonrisa.

 Cuando terminamos de charlar, vimos cómo venía una parejita hacia nosotros. Parecían dos niños pequeños, sonrientes y cogidos de la mano. Lili y Hugo. 


2 comentarios:

  1. Que bonita historia , Alba , sigue así , gracias por tu aporte . Un Abrazo JP.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por tu comentario. Me alegra muchísimo que te guste. ¡Otro abrazo para ti!

      Eliminar