Aún recuerdo aquel momento en el que un gran terremoto paró nuestras vidas en seco, sin embargo, tú mantuviste la calma y respiraste hondo. Un terremoto que no ves venir y arrasa con todo, con tus planes de futuro, contigo. Un temblor constante donde tienes que mantener el equilibrio para no caer al precipicio.
Y es que el cáncer es así, un
Stop en tu vida que te detiene para ceder el paso a lo realmente importante, tu
salud y tú.
Mamá, te cogí la mano bien fuerte
esperando los resultados, sentadas entre esas cuatro paredes blancas de la
consulta del hospital. "Cáncer de mama triple negativo, el más agresivo de
todos, pero el que mejor responde a la quimioterapia". ¿Hay alguien realmente
preparado para escuchar esas palabras? ¿Qué hicimos nosotros? Nos aferramos a
la última parte, "el que mejor responde a la quimioterapia", porque
somos así. Papá y tú formasteis una familia positiva, luchadora, unida y llena
de amor, tejiendo una red de seguridad para sostenernos en los malos momentos.
Gracias a la vida sana que has
llevado, tu cuerpo está reaccionando y combatiendo como nunca hubiéramos
imaginado, ¡el monstruo se va reduciendo rápidamente! Es cierto que hay días en
los que no puedes dormir, no tienes hambre, la comida te sabe mal, la piel se
te reseca, tienes fiebre, se te cae el pelo o no quieres mirarte en el espejo.
¿Sabes qué? Sigues siendo hermosa o incluso más. Sí, lo eres, porque tienes
unos ojos que siguen brillando, con ganas de comerte el mundo, tu actitud
imparable, luchando día a día más por nosotros que por ti pero, aun así, lo
haces.
Es triste que a veces no
apreciemos los pequeños/grandes detalles hasta que desaparecen, siempre vamos
corriendo de un lado para otro, estresados, agobiados. ¡Ey, respira! Dedícate
unos minutos de la mañana para darte cuenta que te has podido levantar de la
cama, que tu cuerpo te vuelve a dar los buenos días, sano y preparado para lo
que venga. Evitemos caer en la rutina y demos gracias por no tener que ir al
hospital cada semana, impidamos tener que perder algo para valorarlo.
Por último, gracias mamá por
seguir sorprendiéndonos en todo momento, por tu sonrisa a pesar de los
problemas, por conseguir soltar tus lágrimas delante nuestra, por pedirnos ayuda
cuando la necesitas, por enseñarnos (sin que te des cuenta) cómo hay que
surfear el oleaje. Rodearte de personas que realmente te quieren es el mejor
salvavidas que uno pueda tener.
También, envío todo mi amor a las
que nos miran desde las estrellas, mi apoyo incondicional a las familias que
están pasando por este duro proceso y un abrazo infinito a aquellas mujeres que
han tocado la campana, el sonido de la esperanza.
Y a ti, cáncer, podrás derrumbar
nuestros cimientos, pero volveremos a construirnos desde dentro, fuertes e
invencibles.
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