viernes, 5 de septiembre de 2025

Fuertes e invencibles.

Aún recuerdo aquel momento en el que un gran terremoto paró nuestras vidas en seco, sin embargo, tú mantuviste la calma y respiraste hondo. Un terremoto que no ves venir y arrasa con todo, con tus planes de futuro, contigo. Un temblor constante donde tienes que mantener el equilibrio para no caer al precipicio.

Y es que el cáncer es así, un Stop en tu vida que te detiene para ceder el paso a lo realmente importante, tu salud y tú.

Mamá, te cogí la mano bien fuerte esperando los resultados, sentadas entre esas cuatro paredes blancas de la consulta del hospital. "Cáncer de mama triple negativo, el más agresivo de todos, pero el que mejor responde a la quimioterapia". ¿Hay alguien realmente preparado para escuchar esas palabras? ¿Qué hicimos nosotros? Nos aferramos a la última parte, "el que mejor responde a la quimioterapia", porque somos así. Papá y tú formasteis una familia positiva, luchadora, unida y llena de amor, tejiendo una red de seguridad para sostenernos en los malos momentos.

Gracias a la vida sana que has llevado, tu cuerpo está reaccionando y combatiendo como nunca hubiéramos imaginado, ¡el monstruo se va reduciendo rápidamente! Es cierto que hay días en los que no puedes dormir, no tienes hambre, la comida te sabe mal, la piel se te reseca, tienes fiebre, se te cae el pelo o no quieres mirarte en el espejo. ¿Sabes qué? Sigues siendo hermosa o incluso más. Sí, lo eres, porque tienes unos ojos que siguen brillando, con ganas de comerte el mundo, tu actitud imparable, luchando día a día más por nosotros que por ti pero, aun así, lo haces.

Es triste que a veces no apreciemos los pequeños/grandes detalles hasta que desaparecen, siempre vamos corriendo de un lado para otro, estresados, agobiados. ¡Ey, respira! Dedícate unos minutos de la mañana para darte cuenta que te has podido levantar de la cama, que tu cuerpo te vuelve a dar los buenos días, sano y preparado para lo que venga. Evitemos caer en la rutina y demos gracias por no tener que ir al hospital cada semana, impidamos tener que perder algo para valorarlo.

Por último, gracias mamá por seguir sorprendiéndonos en todo momento, por tu sonrisa a pesar de los problemas, por conseguir soltar tus lágrimas delante nuestra, por pedirnos ayuda cuando la necesitas, por enseñarnos (sin que te des cuenta) cómo hay que surfear el oleaje. Rodearte de personas que realmente te quieren es el mejor salvavidas que uno pueda tener.

También, envío todo mi amor a las que nos miran desde las estrellas, mi apoyo incondicional a las familias que están pasando por este duro proceso y un abrazo infinito a aquellas mujeres que han tocado la campana, el sonido de la esperanza.

Y a ti, cáncer, podrás derrumbar nuestros cimientos, pero volveremos a construirnos desde dentro, fuertes e invencibles.




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