Pasó una semana desde que conocí a
aquel chico tan majo. La comida la iba comprando en un supermercado, no muy
lejos del callejón, pero cada vez me iba quedando menos dinero. Sólo compraba
pan, una botella de agua, y algún alimento. Con esto intentaba aguantar el
máximo tiempo posible. Aunque tuviera mucha hambre, los mordiscos o sorbos que
daba eran pequeños. Poco a poco, me fui encontrando algunos objetos como
mantas, un cojín viejo y un colchón pequeño, pudiendo tirar, por fin, aquel
frío y fino cartón. Me sentí la persona más afortunada del planeta cuando
encontré todas estas cosas. Cosas viejas de las que la gente se cansa, no les
gustan o se han roto un poco pero que, para otras personas, poder tenerlas es
otro mundo. En esa semana, de vez en cuando, iba a aquel parque para ver si
veía a Hugo, pero no estaba. Me desilusioné. ¿Y si me había equivocado y no lo
volvía a ver? Qué fallo, tendría que haber hablado más con él y no hacerme la
interesante yéndome. Aunque bueno, nunca hay que perder la esperanza.
El lugar donde me encontraba era
un pueblo. No había cabras ni nada de eso. Había supermercados, parques,
tiendas, muchas casas con una fachada preciosa, coches alucinantes y, aún así,
era pequeñito y acogedor. Desde que me escapé, dos meses atrás, me había estado
cruzando con las mismas personas hasta que ya se hicieron rostros conocidos. Me
gustaba imaginar sus vidas y nombres, en un segundo. Alguna que otra me
saludaba por el camino, y yo le correspondía pero sólo con un “hola”. Prefería
que nadie me preguntara ni supiera nada de mi vida. No quería darles pena, ni
que me ofrecieran un hogar para vivir y, ni mucho menos, que llamaran a la
policía para que me llevaran de vuelta al orfanato. Que me acogieran en una
casa, con personas que me mirasen raro o que sintieran lástima por mí, era algo
que no soportaba. Prefería la libertad, ir aprendiendo de la vida por mí misma,
cometiendo errores y sabiendo sobrevivir a la dura realidad. Si conseguía esto,
en el futuro, nada podría derrumbarme.
(Aunque Nathalie así pensara, no
se imaginaba lo que el futuro le depararía. La vida da muchas vueltas y siempre
te intenta poner a prueba, en el momento menos esperado).
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